Diario de Una Pepina

                                                Historias de una señora que estuvo casada con un reverendo nabo.

viernes, febrero 23, 2007



LA PAJA EN EL OJO AJENO



Gaetana Benvecuzzo nació en la bella Sicilia allá por los ’30 y llegó a la Argentina a los veinte años con una papeleta en la mano que decía se había casado por poder con Pablo Filamonte. Por poder coger decía mi tío cagado de risa.
El tema es que la tana se vino a la América, parió dos hijas, levantó tres casas, rompió las pelotas a Cristo y María Santísima, se peleó por tres centavos con todo aquel que pudo y lo tuvo a Pablo toda la vida colgado del hilo del tampón. Sí, no se equivocan: con esa mina al lado lo único que pudo hacer Pablo fue laburar, darle toda la guita, callarse la boca y coger cuando lo dejaban.
Amarrocó a fuerza de comer mierda, levantar la basura de las ferias, manguear a todo el barrio ropa usada y alquilar las casas que había levantado.
Y como todo en la vida llega, tarde o temprano, por más que ella se negara terminó abacanándose un cacho.

Y es acá donde llega el nudo de esta historia.
Nuestras terrazas eran contiguas y charlábamos cada vez que yo tendía la ropa debidamente lavada por mi Aurora Grundig automático mientras ella fregaba los trapos en la pileta sobre una tabla de lavar hecha con palos de escoba que Pablo primero había mendigado por todo el barrio y luego armado.
...y ya le dolían los riñones.
...y ya la cagaba la ciática.
...y ya había viajado a Europa dos veces y la guita que entraba es como que no daba para seguir fregando en la tabla.

Gaetana -Ma Pepina, decime, el lavarropa tuyo lava solo?-
Pepina - Gaetana, te dije mil veces que jamás te vas a arrepentir de comprarlo.
Gaetana - mmmm…. no sé. No te creo.

Y así fueron sucediendo los meses, la ciática y los riñones hasta el día que Pablo, ya rebelado contra tanta dictadura se negó terminantemente a seguir mendigando palos de escoba para una nueva tabla. En un acto de arrojo y valentía digno de un macho italiano le dijo:

- Mirá vieca para lo único que puedo pedir un palo es para metértelo en el culo-.

Fue tanta la sorpresa que Gaetana no pudo reaccionar. La tropa estaba rebelada. Con lo que diligentemente sacó del colchón y se compró el mecore, mas nuevo y mas grande lavarropas que había en el mercado en aquel momento. Cabe decir que por ese entonces ya vivían los dos viejos solos porque las hijas estaban casadas.

Al día siguiente de instalado el artefacto toca timbre en casa tempranito en la mañana.

GaetanaMa Pepina, dame el número de teléfono del inventore de questo aparato porque ío voy a besarle el culo.





…y en esto pensaba esta mañana tratando de comprender porqué me cuesta tanto gastar 200 pesos en el service de mi lavarropas cuando gasto la misma plata en un arranque consumista.

jueves, febrero 08, 2007



MENTIME QUE ME GUSTA


Aclaración: Kos es la medicina prepaga que tenemos Pepinita y yo, Una Pepina.

Después de haber leído la nota que pongo a vuestra gentil consideración y que dicha medicina prepaga diligentemente me ha hecho llegar me pregunto y les pregunto:

-Tengo dos manos y cinco dedos en cada una: ¿Cuál quieren que me chupe?