CUESTA ABAJO EN LA RODADA

Ayer fue un día de locos que comenzó en algún momento de la vigilia y todavía hoy me sigue doliendo en los pies con un sabor agridulce en la boca mientras estoy escribiendo.

En algún momento de la tarde Pepinita me cita en una casa de ropa de Morón vía msj. Necesitaba decidirse por una prenda. Ya en el lugar e inmersas en lo nuestro levanto la vista y la veo. A Ella y a su hijo.
Nos habíamos conocido en el colegio de Pepinita. Éramos mamás del mismo curso.

El pasado que ya fue.

Nélida era arrogante. Tenía sustento para serlo. Dueña de una cadena de supermercados y la mitad de otra, había patentado una marca bajo cuyo logo tercerizaba con empresas alicaídas una amplia variedad de productos que luego comercializaba a través de sus propias bocas de expendio y de otras cadenas de compras que ella misma había formado. Era la época de las marcas alternativas mientras que las grandes vivían la agonía de no poder competir con sus precios por el peso de sus estructuras.

Durante los años que duró la escolaridad de Pepinita, junto a su marido e hijo fueron la estampa viviente de lo que es una familia unida, sólida, poderosa y pudiente. Dentro y fuera del colegio.

Los primeros años mientras estuve casada, el establishment del lugar (cuya Gran Inquisidora era Nélida) me había incorporado espontáneamente porque reunía las cualidades socio-económicas apropiadas. Cuando me separo del papá de Pepinita me auto segrego del entorno, preferí eso a que me dieran vuelta la cara. Con todo si concurría a alguna reunión de padres o un domingo a la tarde íbamos al Plaza Oeste mas de uno/a agachó la cabeza y el teléfono súbitamente dejó de sonar: quién se quiere interiorizar de los problemas de una mujer recién separada? No es necesario ahondar en detalles. Nélida fue la primera en ignorarme.

Hoy.

Nos saludamos. Y son esas cosas de la vida que hacen que con una sola mirada te des cuenta que algo huele a sopa que vos ya supiste tener alguna vez…

Nélida (empezando la conversación) – Te enteraste Pepina lo que me hizo mi marido? (notemos la falta del prefijo ex)

Pepina (mmh…salvando los detalles esta historia ya la conozco) – Nooo… qué te pasó Nell? (cara de póker yo).

Nélida - Goyo me dejó por una de las encargadas!! se llevó todo me amenazó de muerte!! porque vos viste que nosotros teníamos los súper y 27 propiedades y no me pasa plata por mes !! pero como somos una SRL no lo puedo inhibir porque si no me cavo la fosa yo sola y a la puta esa le compró un auto Okm!! mientras yo estoy enferma duerme con ella en mi casa en la cama que yo compré !! y mi hijo bla bla bla… Catarata de bla bla bla…Tsunami de bla bla bla… (pensar Nell querida que yo tuve el buen gusto en mi momento de callarme la boca, ser sobria con mi vida privada y vos ni te enteraste…) Dale venite a casa una tarde de estas bla bla bla…vivo en las torres nuevas que están en bla bla bla… dále Pepina eh? así charlamos y retomamos la amistad. Aparte estamos las dos solas, estás sola no? y los chicos ya son grandes y… bla bla bla …

La conversación en casa.

Pepinita (pensativa) - … Goyo le parió un hijo macho a la gorda…

Una Pepina - … mucha plata de por medio hija… siempre me pregunté si eran tan perfectos como lucían y decían…

Pepinita – Mientras ella hablaba yo no dejaba de darle gracias a Dios porque nosotras eso ya lo pasamos mami.

Una Pepina – Amor: a Nell le cabe el dicho en carne propia la vida enseña lo que criticas en la ajena… Pero te digo la verdad, estoy tan cansada que me importa una reverenda mierda, ella, Goyo y su puta.