EL MAESTRO CIRUELA

Escribí por ahí que conservo una sola amiga que se puede decir “conoce mi vida y yo la suya”.

Hoy en día no nos damos tanto porque si bien perdura la amistad ya no compartimos intereses. Ella se fue por la mística (una mezcla de catolicismo con umbanda) y yo soy a material girl.

Pero hubo una época donde nos llamábamos todos los días y era un listado telefónico de todo lo que había acaecido. Que era mucho porque yo venia barajando un matrimonio con fecha de vencimiento y ella tenia tres hijos contando al marido.

El tipo francamente era inteligente pero no cerraba el círculo: un lírico en un mundo práctico. Muy buen hombre, pero con bueno tampoco hacemos nada, decían las viejas. Grandes ideas. Demasiado grandes para presupuestos limitados. Es una dura realidad que para hacer PLATA hay que tener arresto.

Jamás voy a olvidar una de las definiciones que la Negra me dio de él:

- Beto es el tipo que para poner un clavo en la pared se compra una ferretería.

Y fue que en la época de De La Rúa, Beto pierde su trabajo y decide dar clases de apoyo escolar en el garaje de la casa y rascar algo de plata porque la indemnización se la había comido el corralito. Antes de haberlo decidido estaba haciendo el proyecto de remodelación del lugar, poniéndole tabiques, pupitres, alfombrando e iluminando el templo donde él iba a apoyar. Sillón director incluido y pizarra.

Y la Negra lo mira y le dice con su típica sorna:

- Beto, primero probá dar una clase a ver si te bancás los pibes y en segundo lugar…
lo más importante:
tratá que vuelvan.



Es necesario que diga que jamás dio clase?
Tampoco remodeló.