BOQUITA DE MIEL

La abuelita María fue un ícono del barrio donde vivo, la que decía quien era puta, quien santa y quien cornuda. Todo sabía, nada se le podía ocultar y si la vieja te cavaba la fosa, la mejor manera de sobrevivirla era tirarte solita al hoyo. Nada se salvaba del dedo acusador de la abuelita, pero los años pasaron y con ellos la vida. La abuelita María se puso más viejita y algo compasiva.

Y fue que una tarde voy caminando por la cuadra de casa con Pepinita de la mano y veo venir a la abuelita María. - Carajomierda que me vió, murmumé por lo bajo. Ya tenía experiencia en encuentros con personas que a Pepinette por algún motivo no le caían bien. Y la criaturita muda no era… Ceñuda, callada, desafiante, pero no muda. Tenía, allá por los 90's, tres tiernos añitos y la lengua bífida. Perfilaba carácter (el mismo que tiene hoy je) y convicciones.

-Pepinaaa!!!- me saluda la abuelita María mirando mi tierno retoño, - Pero si es igualita a tu mamá… que liiinda nenaaa… a veeer… me das un besito?

-Yo no beso viejas de mierda- contestó mi hija.

…y los años pasaron y con ellos la vida y la abuelita olvido muchas cosas, pero no esta.