Diario de Una Pepina

                                                Historias de una señora que estuvo casada con un reverendo nabo.

lunes, agosto 27, 2007



J***



PRÓLOGO

No tuvo tiempo de salir del dormitorio cuando sintió sobre su cabeza el primer golpe. Y luego el otro, y luego el otro… y luego algo rojo le impedía ver lo que estaba sucediendo. Cayó sentado en el piso mientras sobre su cuerpo se sucedían sin parar las patadas, los culatazos y su mente registraba de algún lugar las voces que le gritaban les diera todo el dinero… y no, no lo tengo… sí que lo tenés viejo hijo de puta… danos la guita… no tengo… De entre todas las voces había una que conocía por lo violenta que solía ponerse cuando su dueño venía a casa para darle el remedio que tomaba con él y luego le pegaba porque el remedio lo ponía loquito. Juan le había dicho a su hermano que Walter le pegaba, pero Miguel no le creía. Tampoco se lo quería decir a su sobrina para no preocuparla. Había pasado tanto en la vida. Una guerra, muertes, campos de concentración en Siberia, hambre. Había matado para poder sobrevivir y había visto como la gente moría despedazada. Esto no lo asustaba. Lo sorprendía. No había dolor. Sabía que lo estaban escarneciendo. Pero no tenía más dinero… y venían más golpes… y ya todo era rojo… y ya no hubo nada más…


SUCESOS

Walter Daniel J*** tenía aproximadamente 25 a 30 años a mediados del año 1998. Era enfermero diplomado. O por lo menos así lo decía el cuadrito que colgaba de la pared. No trabajaba en relación de dependencia sino que se dedicaba a hacer curaciones, tomar la presión, cambios de sonda y dar inyecciones a domicilio. Esta actividad la promocionaba desde locales que alquilaba a tales efectos en zonas barriales.

Volviendo a la época a la que se hace referencia, alquila a dos viejitos, uno de 82 años y otro de 83, hermanos ellos, un local ubicado sobre la Avenida Yrigoyen en la localidad de Morón, Pcia. de Bs. As. No era una zona comercial, pero estaba al lado del kiosquito del barrio, atendido por un matrimonio joven. Se da la circunstancia que los locales estaban adelante y los viejitos vivían en la casa de fondo. Uno de los viejitos, el menor, desde los 81 años era paciente ambulatorio de diálisis y el otro, si bien sano como un toro, de esos que se dice que los va a enterrar a todos, era jaquecoso crónico. El enfermero le caía como anillo al dedo para aplicarle las inyecciones que aplacaban el dolor de sus migrañas. Y era tanto lo que le calmaban el dolor, que el matrimonio del kiosquito declaró posteriormente en Morón Primera que el viejito salía varias veces al día para hablar con él o para pedirle más remedio para el dolor.

La enfermería era realmente una tapadera. Desde su disfraz, cierto o fraguado de enfermero, J*** tenía acceso a muchos domicilios y como las personas confían en la gente vestida de blanco, de a poco bajaban la guardia, y el trabajador de la salud podía de esta forma observar los movimientos in situ. Las presas que buscaba eran exclusivamente ancianos. Léase desprotegidos. Ya interiorizado, pegaba el golpe y desaparecía. Robaba dinero, joyas, lo que fuere y luego se volatilizaba del barrio y del local alquilado. Previo maltrato físico brutal a sus víctimas. J*** era/es un sicópata.

El viejito jaquecoso era una presa especial. Con lo cual puso en marcha un plan distinto. Estudió los horarios en que se encontraba solo, o sea, los horarios de diálisis del hermano (eran nocturnos, joya!). Se interiorizó de la próxima visita de su única sobrina. Cuando la mina se fuera tendría campo de acción libre por unos días. El matrimonio del kiosco cerraba temprano. Listo, sin testigos. Pero tenía un problema cierto. No sabía donde estaba el dinero. Al viejo le dolería la cabeza pero no era pelotudo. J*** resolvió el problema. Los remedios que le inyectaba empezaron a ser adictivos: cuando sobrevenía el síndrome de abstinencia el viejo lo perseguía pidiéndole más y él lo se lo retaceaba hasta que lo tuvo entregado a su merced: de esta forma consigue la data. También con maltrato físico, como después se supo.

Tenía el horario, el lugar y no habría testigos: la noche del martes 25 de febrero de 1999 a las 21:10 entró a la casa a llevarse lo suyo.


EPILOGO

Morón Primera se hizo cargo y el caso entró en la Fiscalía número 1. Fue caratulado Lesiones Leves. Mi tío fue trasladado a la Terapia Intensiva de una Clínica de la zona luego que le suturaran las heridas en el Hospital de Morón. Solamente sobre la ceja derecha tenía 52 puntos. También había perdido el ojo derecho.

Jamás se citó/buscó a J***´o liberó una orden de captura en su contra. El matrimonio que lo vio esa noche entrar a la casa fue citado por la fuerza pública y cambió su testimonio por miedo a represalias. Se le tomó declaración a mi papá que fue el primer testigo. Mi tío, en terapia intensiva, declaró dos veces señalando con nombre y apellido a uno de sus agresores, pero como los testigos no ratificaron la identificación, su declaración fue desestimada. A mí se me sugirió amablemente y a puerta cerrada con las paredes de testigo que dejara todo como estaba, que jamás se lo iba a citar a J*** y si así fuere corría riesgo de enfrentar una causa por Calumnias.
Mi amado tío Juan contrajo infección urinaria en terapia debido a la sonda vesical. Este hecho deterioró más aún su estado precario de salud debido a que no fue detectada en su inicio y los primeros síntomas que le produjo fueron atribuidos a su avanzada edad que permitía tal descompensación. Falleció 23 días después, el 20 de marzo de 1999 a la edad de 84 años por septicemia. Le di cristiana sepultura luego que le hicieran la autopsia y me lo devolvieran en cajón cerrado.

J*** al mes de atacar volvió a hacerlo a unas cuadras del hecho anterior, con los mismos resultados de sangre e impunidad.






Lo escrito es solo una sucinta exposición de los hechos acaecidos. La punta de un iceberg de lo que fueron 23 días de agonía de una familia y los años posteriores a la perdida. Doy a conocer solo lo suficiente como para hilar el relato. Cada detalle mencionado, así como los omitidos, constituyen en sí mismos historias aparte: la Comisaría, la Fiscalía, la Clínica (sobre la que quiero hacer un post), la autopsia y los que quedamos: mi padre, mi hija y yo.

A expreso pedido de Pepinita omití las 3 últimas letras del apellido de Walter.

Mi cariñito, mi amorcito, mi dulce Juancito… sabés que jamás volví siquiera a dejarte una flor. Se me secaron los ojos sabés?
que lo sabes.

Somos duros los dos, nos quiebran, pero no nos pueden doblegar.

38 Comments:

  • At 6:58 a. m., Anonymous Anónimo said…

    que impotencia..

     
  • At 1:28 p. m., Blogger Gasper said…

    Los finales tristes los prefiero en las novelas. Sin embargo, hay demasidas historias de barrios que merecen la vestidura literaria para que el golpe sea menos certero, menos doloroso.

    Ya es tiempo de que le quitemos el vendaje sucio a la Justicia y le hagamos ver las barbaridades que se cometen bajo su ala protectora.

    Gran valor este escrito por lo que significa dejar expuestas las lágrimas que no deberían de caer.

    Besos

     
  • At 1:48 p. m., Anonymous Anónimo said…

    Es muy difícil y doloroso. La lucha contra la injusticia suele duran toda la vida. Ánimos.

     
  • At 2:41 p. m., Anonymous Anónimo said…

    No se preocupen, Pepis.

    Hay otra justicia que se encarga de tipos como éste. Y no hablo de religiones o creencias: cada uno tiene la suya y espera la famosa justicia divina.
    No, no. Hay una justicia natural que se ocupa de estos hijos de puta.
    Dale tiempo.

     
  • At 3:31 p. m., Blogger Una Pepina said…

    *dea*
    Ya fue. No se puede vivir recordando lo que jamás debio ser.

     
  • At 3:39 p. m., Blogger Una Pepina said…

    *Gasper*
    Yo se lo que es luchar contra los molinos de viento. Te aseguro que los hay y muchos...
    terminé bajando los brazos.

     
  • At 3:43 p. m., Blogger Una Pepina said…

    *venusina*
    La lucha contra la injusticia suele durar toda la vida.
    En un todo de acuerdo.
    Lo que significa que la Justicia es un ideal al que se debiera, por lo menos, tender.

     
  • At 3:45 p. m., Blogger Una Pepina said…

    *guille*
    La gente del ambiente maneja códigos implacables e inalienables: con ellos vive, y con ellos mueren.
    O los van.

     
  • At 4:10 p. m., Blogger DudaDesnuda said…

    Ya lo vamos a ver cuando un "viejito/a" lo recontramilcague a balazos.
    Hay que esperar.

    Besos y puteadas.

     
  • At 4:48 p. m., Blogger Una Pepina said…

    *Dudi*
    Todos estos tipos tienen el destino escrito en plomo y el baúl de un auto para ser historia.

     
  • At 8:32 p. m., Blogger lauruguacha said…

    Impotencia y tristeza. El miedo hace que la gente calle pero la justicia y la policía deberían encontrar formas para que estas injusticias no sigan pasando. ¡Abrazo!

     
  • At 9:28 p. m., Blogger La Flor de la Mafia said…

    Pepina;
    Cuanto dolor,cuanta impotencia...cuanto hijo de remil putas suelto!!!!!
    Un beso y un abrazo fuerte!

     
  • At 11:19 p. m., Blogger Alex said…

    mierda! qué sensación de vacío, impunidad e injusticia.

     
  • At 11:55 p. m., Blogger giselisima said…

    No se, cuanto dolor e impunidad, en manos de quien estamos.
    Ese Walter algun dia va a ser viejito,y los fantamas lo van seguir.No me vengan con que esta loc etc, por que sabe muy bien lo que hace y sabe a quine atacar.
    Un abrazo

     
  • At 12:28 a. m., Blogger Una Pepina said…

    *lauruguacha*
    Fue justamente "la justicia" y la policia las que encontraron la forma de callarme a mi.

     
  • At 12:33 a. m., Blogger Una Pepina said…

    *Flor*
    Decidí ponerle un corte al dolor, porque es en esos momentos donde la linea divisoria entre el agresor y nosotros es muy delgada: yo podia trasformarme en algo peor que él.

     
  • At 12:34 a. m., Blogger Una Pepina said…

    *Alex*
    La palabra para mi fue desamparo.

     
  • At 12:38 a. m., Blogger Una Pepina said…

    *giselisima*
    Por su estilo de vida dudo mucho que llegue a viejo. En algún momento alguna presunta victima se va a transformar en su victimario.

     
  • At 7:59 a. m., Anonymous Anónimo said…

    Un abrazo fuerte. Sos muy valiente.

     
  • At 10:40 a. m., Blogger woman feelings said…

    Dan�as?...

     
  • At 10:44 a. m., Blogger Mónica said…

    Lamento mucho todo lo leído. Les mando un beso grande a las dos. Otro día vuelvo por aquí,bsss

     
  • At 10:49 a. m., Blogger Si, mi reina said…

    Sin palabras:injusticia, impotencia.Por más q la vida de vueltas y se encargue de este tipo de gente, nadie te devuelve a tu ser querido,nadie.Besos Pepis

     
  • At 10:50 a. m., Anonymous Anónimo said…

    que bronca da la injusticia Pepi, te da rabia y no poder entender como en este pais TODO es una joda.

    besos gradotes para las dos

     
  • At 11:34 a. m., Blogger Una Pepina said…

    *amaliovilla*
    Gracias. Muchas gracias.

     
  • At 11:35 a. m., Blogger Una Pepina said…

    *woman feelings*
    ¿?

     
  • At 11:36 a. m., Blogger Una Pepina said…

    *monica*
    Bienvenida a la Caita Pepina!

     
  • At 11:39 a. m., Blogger Una Pepina said…

    *Si, mi reina*
    Es uno de los motivos por los que bajé los brazos: nada me lo iba a devolver y toda una familia se terminaría enfermando.

     
  • At 11:42 a. m., Blogger Una Pepina said…

    *cyn*
    Vos no tenés idea del desamparo en el que vivimos.

     
  • At 12:05 p. m., Blogger La Flor de la Mafia said…

    sabia decision Pepinita...no hay que convertirse en lo que uno odia

     
  • At 12:55 p. m., Blogger Una Pepina said…

    *Flor*
    ...y nada me iba a devolver lo que había perdido por un lado, y por otro, me estaba enfermando de odio.

     
  • At 1:44 p. m., Blogger Ana said…

    Sabia decision esa de parar a tiempo para no convertirte en algo peor.
    En la vida todo vuelve, solo espero que cuando le toque pagar vos puedas enterarte.
    Nada devuelve lo perdido, pero al menos sabras que de algun modo pago por lo sucedido.
    Besos fuertes, fuertes.

     
  • At 12:58 p. m., Anonymous Anónimo said…

    Dificil es contar aqui un hecho tan duro...te entiendo y te mando todo mi cariño.

    Saludos, Sis!

     
  • At 2:29 p. m., Blogger Una Pepina said…

    *ana*
    Sería un resarcimiento moral: el saber que despues de todo no hubo impunidad.

     
  • At 2:31 p. m., Blogger Una Pepina said…

    *gusgo*
    Gracias mi mariachi, cocinero y poeta.
    Que gusto Bros verte!!

     
  • At 3:56 p. m., Blogger Araña Patagonica said…

    que te puedo decir..
    se me llenaron los ojos de lágrimas de pena, de dolor, de impotencia y de imaginar el sufrimiento de todos..

    un beso

     
  • At 4:23 p. m., Blogger Una Pepina said…

    *araña*
    Gracias araña. Tus lágrimas ocupan el lugar que hace años dejaron vacantes las mías.

     
  • At 12:22 a. m., Blogger Alex said…

    sí, fueron tres palabras para decir desamparo

     
  • At 1:02 p. m., Blogger Una Pepina said…

    *alex*
    Si las personas, aquellas que por fortuna jamás vivieron un suceso tal, comprendieran la magnitud del desamparo en el que viven, creo que en este bendito país asomaría no más sea un esbozo de cambio. Para bien.

     

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