ÉL

Todos tenemos un hijo de puta instalado en nuestras vidas.
Es ÉL hijo de puta: único e irrepetible.
Sucede en las mejores o en las peores familias: siempre hay uno que se destaca por su hijaputez.
De mala entraña, mala leche y mal bicho.
No hace falta que me extienda más: todos saben de lo que estoy hablando.

Es más: todos Ustedes ya tienen una figura y un nombre instalados en su mente en este preciso momento.

Yo tengo uno. Y no es el Nabo (mi ex).
Es su abogado: Cacho, Oscar, Oscarcito.
Lo llamo Mala Leche (no puede tener hijos).
Dicen que la naturaleza es sabia: impide que se reproduzca.

Parado en su campanario de toda la vida, cagó desde un poste a todo aquel que se le puso a tiro.
No perdonó amigos, padres, sobrinos o a su única hermana.
Donde hubo y hay una guita para robar, estuvo y está Cacho.

Hace dos años le sacaron lo único bueno que tenía: un tumor en el cerebro.

Y aquí viene el motivo de este post.
Ayer me enteré que se hizo pastor:

Ya no roba.

Ahora diezma.

Update:

Lo pedís, lo tenés.
Acá a pedido de Still: el amigo Cacho luciendo un perfecto ¾ perfil.
Si lo quieren de cuerpo entero la foto es link.