Diario de Una Pepina

                                                Historias de una señora que estuvo casada con un reverendo nabo.

miércoles, octubre 05, 2005



Esta no es la vida que yo quise para mí.
Parte I



-Esta no es la vida que yo quise para mí-.
Hay quien lo dice y quien lo calla. Hay quien todavía no lo sabe y también quien no sabe lo que le está pasando pero tiene esa ligera sensación de que la vida la está acorralando en algún oscuro e inhóspito lugar del cual quisiera salir disparada.
Es el momento en que la vida entra en una meseta por la cual transitamos sin poder salirnos. Es cuando comenzamos a darnos cuenta en qué consiste en realidad LA VIDA. (Léase LA MÍA).
Al darnos cuenta inmediatamente decimos:
-Esta no es la vida que yo quise para mí-.
Sabemos que una de las fuentes del discurrir filosófico es la experiencia del límite. Cuando una se da cuenta que lo que está viviendo es el límite, el límite de lo que no quiere vivir, comienza la larga travesía que vaya saber Dios a dónde llevará…

La primera aproximación que hacemos a un intento de solucionar la cosa es revisión: comenzamos a escarbar en el pasado y buscamos en el cuaderno de los recuerdos todos nuestros proyectos de futuro para comprender horrorizadas que ni ahí se parecen a lo que obtuvimos en el presente. Ni qué hablar del futuro:
- En esto no quiero pensar ahora-. Claro, la proyección es tan obvia que se resume a: si lo de hoy es malo, lo de mañana va a ser peor.
El resultado de la primera aproximación es la “depre”.

Hemos comprobado espantadas que pasaron 10, 15 o 20 años de nuestra vida –que ya no volverán- y estamos en un punto donde, en un entorno de 40 años, algunos más, algunos menos, muchas arrugas más, partes caídas que ya no levantarán: entre ellas la autoestima -por no hablar de las lolas y el culo-, no concretamos nada de lo que habíamos soñado cuando éramos pendejas.
Y es que cuando éramos pendejas vivimos en una nube de pedo rosada. Crecimos en ella, nos enamoramos en ella, nos casamos en ella, alcanzamos a tener un hijo en ella y nos voltearon, en algún momento de un hondazo de ella.

Entonces comprendimos, una vez que nos astrolamos contra el piso de la cruel realidad, que no estábamos ni habíamos estado preparadas para la vida que estábamos viviendo en ese momento.
Para peor, nosotras mismas le pusimos el edulcorante y nos tragamos la pastillita. Nadie nos obligó. Pero tampoco nadie nos previno…

Esta historia continuará…

2 Comments:

  • At 9:42 p. m., Blogger MALiZiA said…

    Hola Pepi, como decís somos los únicos responsables de nuestras decisiones, lo que pasa que a veces no sé qué nos pasa que elegimos lo incorrecto, será que no nos conectamos verdaderamente con lo que sentimos?
    Yo creo que siempre en el fondo sabemos lo que es bueno o malo, pero por un montón de motivos, lo que no sabemos es elegir bien.
    Gracias por tus comentarios, me gustan mucho!

     
  • At 4:23 p. m., Blogger Cecilia said…

    Hola de nuevo Pepina: lei el post anterior (el primero) y ahora leo este. Y la verdad es que no sabés cómo te entiendo. Obviamente, mi vida es distinta que la tuya pero digo exactamente lo mismo: esta no es la vida que yo quise para mi. Pero le agrego un "hasta ahora" pq creo que algunas cosas pueden cambiar, hay tiempo. Igual, desde ya te digo que, si no te molesta, te linkeo a mi blog, pq me parece buenísimo lo que llevo leido y ahora sigo pq me hace bien a mi.

    Un beso.

     

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